lunes, 7 de julio de 2008

Gabriel García Márquez [«Crónica de una muerte anunciada».] Reescritura

La noche en que lo iban a colgar, Ermeregildo Secada se levanto a las 6.30 de la tatrde para esperar que llegara su verdugo y este temrine con su sufrimiento. Habia alucinado que atravesaba un rio tranquilo y pacifico, y durante el se sintio totalemnte realjado, lov eia como un lugar ene l cual desearia estar en ese momento. 'Sus pensamientos estaban invadidos por la trankilidad del mar, me dijo Felicienta Chapultepec, su prima, coemntandome las desgaracias de hace 35 años de aquel viernes sangriento.

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